Voy a contar un cuento para principiantes.
El chico encontró a la chica sentada en la mesa de una
cocina. Era una cocina con ventana al exterior. Miraba de reojo hacia ninguna
parte, compartía consigo misma una ilusión que podía desvanecerse en cualquier
momento. Querido amigo, imagínate una mesa llena de harina. No me voy a
conformar con esta historia.
Dentro de la complejidad de una historia para principiantes
nos encontramos con la variedad del buen gusto. El chico encontró a la chica
sentada en la mesa de una cocina y se acercó a ella. Cualquier otro gesto
hubiera sido más adecuado. Los primeros besos se pierden en un lugar que es
inexacto, y luego es imposible recuperarlos. Pero tú te acuerdas de que es
mejor tratarlos con valentía. Venga, ¿por qué no?
El chico encontró a la chica sentada en la mesa de una
cocina y se acercó a ella, podía ver y sentir entre sus manos los montones de
harina, y parte de lo que más tarde hubieran sido croquetas, pegado a su culo y
a sus bragas. Qué difícil es escribir cuando quieres que las palabras tengan un
peso muy liviano. Las manos arrastraban esa harina por una mesa de madera
mientras el chico penetraba lentamente a la chica, que miraba de espaldas a él
una puerta de un mueble. Detrás de esa puerta se escondía un cuaderno con hojas
arrancadas y notas y apuntes de una historia para principiantes. Huele a que
alguien es feliz.
Me imagino que hay alguien que no sabe todavía lo que es una
historia para principiantes. Bueno, yo sí lo sé. Una historia para
principiantes es un cuento, un relato, una novela o una película que aún no
tiene final.
Antes de entrar a mear me he cruzado con el tipo que nos había
pedido dinero en la terraza y al que le habíamos dicho que no. Le digo que no
porque no tengo suelto y luego me acerco a pagar y el camarero me da las
vueltas y me pone un montón de monedas en la bandeja. Así es la vida. Y
entonces me he cruzado con él, y el tipo me ha mirado, aunque no ha dicho nada,
pero me ha mirado. No te voy a dar un duro, he pensado. No sé por qué. A lo
mejor es porque me intimidas. Y con ese pensamiento he entrado en el baño y me
he puesto a mear. Me he imaginado que justo en ese momento el hombre entraba y
me apuñalaba en un ataque de ira contra una sociedad que probablemente le esté
dejando sin oxígeno. Esas cosas tiene que poder pasar. Y como tienen que poder
pasar así me lo he imaginado. Y así me he imaginado que nuestro momento se
convertía en una verdadera tragedia que no se puede colocar en ningún lugar. Éso es una historia para veteranos. Las que tienen un final donde las personas
llegan a cerrar a otras personas. Hubiera sido difícil de colocar, pero hubiera
sido más fácil de colocar que una historia para principiantes. Las historias
para principiantes son las que te mantienen despierto, pensando. Y aquí estoy.
El chico encontró a la chica sentada en la mesa de una
cocina y se acercó a ella, podía ver y sentir entre sus manos los montones de
harina, y parte de lo que más tarde hubieran sido croquetas, pegado a su culo y
a sus bragas. Con sus manos arrancó su ropa interior y con las babas que caían
de su lengua convirtió parte de la harina que quedaba en el borde la mesa en un
montón heterogéneo de grumos. Follaron como locos.