viernes, 28 de diciembre de 2007

Recuerdos 2.



Susan y Steve se mudaron el 28 de enero del 2006, a una habitación de una casa destartalada en Tulsa. Steve acababa de salir de la cárcel. Cuando yo le conocí ya era un yonki sin aspiraciones. Era un tío grande y tenía un carácter terrible.

Susan cogía todos los días un autobús a las cinco de la mañana para ir a trabajar a Wall Mart. Steve trabajaba como obrero junto a otro expresidiario que vivía en la casa. Cuando volvía de trabajar Susan limpia la mierda y cocinaba para todos nosotros. A pesar de eso, no le caía bien a nadie. Un día vino su hijo a verla y durmió en el porche. Se había peleado con su padre y no quería volver con él. Susan no tenía nada, y el chaval pronto se reconcilió y se marchó para siempre.

Recuerdo a Susan como una mujer difícil. Bebía demasiado, y trabajaba demasiado. Su vida había sido siempre una puta mierda, y entiendo que sicológicamente era jodido compaginar su pasado con tardes relajadas leyendo en el sofá. Tenía demasiado peso sobre sus espaldas. Recuerdo que rellenaba los hielos de la nevera, y me pedía el portátil para chatear con sus amigos. Recuerdo que le gustaba reírse de vez en cuando, y de que hacía Chilli para mi amigo y para mí. Todos vivíamos en aquella casa, pero ella era la única que mantenía el orden. A pesar de todo, a todos nos caía mal.

Susan y Steve discutían muchísimo. Podían tirarse horas y horas gritándose, lanzándose objetos, y rompiéndose la crisma. A veces no podíamos dormir por los gritos. Yo tenía miedo de levantarme y decirles algo. Los ruidos no cesaban hasta que uno de los dos caía al suelo y se desvanecía. Temíamos encontrarlos muertos al día siguiente.

Meses después abandoné Tulsa y volví a Madrid. Un día Susan les dijo a los chicos que si desaparecía por la noche, llamaran a la policía. Al día siguiente Susan desapareció, pero nadie llamó a la policía. Mi amigo empezó a ganar algo más de dinero y se mudó a un lugar más agradable.

Susan sabía que Steve la iba a matar. Steve fumaba mucho crack, y Susan bebía demasiado. Cuando la conocí tenía treinta y ocho años, pero parecía ya una mujer de sesenta. Creo que a ninguno de los chicos les impactó su muerte. Aun conviven con demasiada mierda. Cada vez que pienso en Susan me acuerdo de los hielos, y del Chilli, y de cómo limpiaba el baño. Me acuerdo de las veces que nos reíamos con ella, y me siento mal, porque me da la sensación de que entre todos la dejamos morir.

Susan tosía mucho porque estaba la mayor parte del tiempo enferma. El único recuerdo que tengo de ella es su tos de fondo en un video que grabé con Cody para probar la cámara cuando la compré.


(la foto es del Larry, con arreglos míos. Somos los artistas de la espontaneidad)

lunes, 24 de diciembre de 2007

OSCAR PETERSON. The Canadian Giant.

Durante mucho tiempo la canción "But not for me", versionada por el maestro Oscar Peterson, me ha ayudado a sentirme mejor. Me ayudó como siempre hace el jazz, poniendo una mano en el hombro y diciendo "Aquí no pasa nada". Ayer, Oscar Peterson murió a los 82 años. Un genio. The Canadian Giant. Uno de los primeros que descubrí cuando empezó a gustarme el jazz. Por favor, que no muera su música, aunque poco a poco se vaya convirtiendo en música "de viejos".



They’re writing songs of love
But not for me
A lucky star’s above
But not for me

With love to lead the way
I’ve found more clouds of gray
Than any russian play
Could guarantee

I was a fool to fall
And get that way
Hi ho! alas!
And also, lackaday!

Although I can’t dismiss
The memory of her kiss
I guess
She’s not for me

It all began so well
But what an end
This is the time
A fellow needs a friend

When every happy plot
Ends with a the marriage knot
And there’s
No knot for me

domingo, 23 de diciembre de 2007

Happiness. Historias de gordos, feos, y gente tonta.



Me gusta el mundo cuando es sencillo. Cuando no hay ambiciones, y todas las paredes tropiezan con nuestros sonidos, y todos nuestros sonidos tienen paredes que mantienen a salvo nuestro secretos. No se necesitan grandes momentos, ni grandes pasiones, ni grandes historias. Lo que importan son esos pequeños secretos, que al fin y al cabo definen lo que en realidad somos.

El sonido de una guitarra, las olas, el viento, dos palabras en el momento adecuado, un película de bajo presupuesto que nos emociona, una mujer que nos mira en el metro durante un segundo, una poesía pequeñita de un amigo que nos hace pensar, un email de agradecimiento, un paracetamol que nos quita el dolor, un valium que nos deja dormir, una mano que nos da placer, un beso que nos devuelve la normalidad, el secreto de una perversión, una mentira que ha hecho felices a los demás, un niño pequeño que se duerme, una canción tonta, un cerveza en verano, un café en invierno, una pizza, una película y a la cama, un porro dos tiros cada uno, una canción de Johnny Cash, una película en blanco y negro de los años cuarenta, ver a una pija con un bolso de Audrey Hepburn, compartir con una mirada de complicidad la estupidez de la Navidad en noche buena, hacer el amor con música y ni hacer el amor ni escuchar la música, que un amigo te regale algo que no cuesta nada pero que te hace feliz, que encuentres cosas que habías perdido, que sueñes con follarte a esa gorda que todo el mundo odia, que te guste y pruebes a masturbarte pensando en ella, una copa de un buen whisky que le han regalado a tu padre, escribir cartas de despedida para un supuesto suicidio, inventar historias que sólo te gustan a ti, encontrar a una persona como tú cuyo trabajo realmente admiras, besar a la persona equivocada, no besar a la persona equivocada porque sabes que está mal, abstraer tu mente cuando el autobús está lleno, quitarte los zapatos al llegar a casa, fumarte un porro después de follar, follar después de fumarte un porro, jugar a adivinar los secretos de los demás y acertar, jugar a dar pistas a los demás sobre tus propios secretos, sincerarte con alguien a quien casi no conoces, robar algo sin importancia y sentir la emoción de robar, portarte mal con alguien sin que se de cuenta, comer bien en un restaurante y levantarte de la mesa sin ganas de vomitar, encontrar ese puntito a la gente que para otros resulta repugnante, creerse diferente de los demás en un mundo en el que todos se creen diferentes de los demás, defender una causa justa, tratar de comprender por qué para otros no lo es, tratar de comprender a los que odias, dejar de odiarles, odiarles más aún, volverte loco porque ya no sabes a quien odiar y necesitas odiar, decirle a una persona te quiero sólo para creer que en tu vida existe el amor, darte cuenta de que en tu vida existe el amor y querer pararlo para dejar respirar a todo lo demás, ser libre de verdad en un espacio abierto, como en el campo, escuchar el silencio de la nada en una casa de pueblo, andar solo por caminos rurales, imaginar historias brutales sobre sexo entre pastores, mirar a las estrellas y cagarse en Madrid porque en Madrid no se pueden ver las estrellas, mirar las estrellas y apreciar su belleza porque en Madrid no se pueden ver, decir en un atasco que Madrid es una mierda de ciudad, decir en el extranjero que Madrid es la ciudad más maravillosa del mundo, ir a Nueva York y ver, ir a París y ver, ir a un lugar durante mucho tiempo, odiarlo, y a la vuelta, echarlo de menos, relativizar todo y comprender que no hay verdades absolutas, tratar de buscarlas en una discusión y luego pedir perdón, buscar la normalidad reafirmando interiormente la anormalidad, ver una película pequeña de bajo presupuesto y ponerse a escribir.

Happiness. Una pequeña gran película. Es maravilloso ver esas historias sencillas en un mundo tan difícil. Yo quiero escribir como Todd Solondz.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Foto fija y making

Por cierto, las fotos del rodaje son obra de Marta Mulas, una gran compañera con mucho arte que también estuvo sus quince horas, haciendo el papel invisible de tomar cientos de fotos de todos los pequeños momentos, y de los grandes también. La foto del cartel es suya, y me parece digna de admiración.



Carlos Gomez del Tronco se encargó de hacer un making off que pronto colgaré por aquí. Un experimento para demostrar que se puede hacer un cortometraje con poco dinero. En realidad, como todo en la vida, lo que importa es querer.

miércoles, 19 de diciembre de 2007

ESTAMOS A PUNTO


Hemos cambiado de nombre. Queda sólo semana y media para que mandemos este corto al notodo. El montaje visual ya está hecho. En este momento Hugo Mateos y Román García ya están trabajando en el complejo montaje de sonido. Esperemos que antes de fin de año ya estén todos los arreglos. A esto le llamo yo hacer un corto en tiempo record. Espero que el resultado para el festival sea medianamente aceptable. Fue un rodaje muy duro. 15 horas muy intensas. La dirección de foto del señor Frodo García aportó mucho al corto. Admiró el nivel de implicación y trabajo que nos brindó. Creo que ha merecido la pena, y que después de los arreglos de sonido, el corto sea digno de mostrar. Dentro de poco lo podréis ver en el notodo. Lo podréis descargar TODAS LAS VECES QUE QUERÁIS. Y TAMBIÉN PODRÉIS VOTARLO. jajajaja.

Espero que la historia guste a pesar de la extraña estética y los teatrales personajes.




sábado, 15 de diciembre de 2007

Mañana grabamos


Hoy hemos ensayado. José Ramón Polo y Soledad Migallón son dos pedazo de actores que andan por ahí escondidos en el mundo. Trabajando se puede sacar una buena actuación de la gente. Sólo tienes que buscar personas que puedan hacer su papel. Pero eso es toda una teoría que ahora no quiero desarrollar. Sobre todo porque si luego la interpretación flojea, me dejaría en una postura bastante ridícula. En el ensayo Carlos Gomez del Tronco, también conocido como Kals, ha estado grabando para convertir el making off en una especie de documental sobre la odisea de un corto amateur. Fernando Elola ha estado a mi lado dando sabios consejos como, "el actor no te está viendo la cara" cuando le intentaba explicar a mi padre uno de los gestos. Miguelangel Ruiz ha estado viendo esos detalles tan coñazo de producción y después hemos ido a comprar lo que faltaba del catering. Raúl Jaen ha estado tirando fotos, y mañana se ocupará de la claqueta y otras tareas varias.


Por la tarde, Celia Sainz de los Terreros, (menudo apellido más noble) ha estado preparando el decorado, aportando a la escena su maravilloso cuadro erótico musical. Mi madre ha sufrido los inconvenientes de tener un hijo cortometrajista cuando hemos llenado las otras habitaciones de miles de objetos que nos sobraron. Eso es familia. Mañaná será un día intenso pero fructífero. Es una historia ligera, una comedia escatológica.

(gracias a Dani también por inspirarme con sus diarios de rodaje, que son es más que una maravillosa manera de desahogarnos todos. ¡Cúanto he aprendido de él!)

Que todos los rodajes sean como este. Pequeños y escatológicos. Gracias a todos.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Saxo tenor


Queda muy poco ya para enfrentarnos al primer grito de acción y como siempre pasa en los rodajes amateur, algunas cosas se desmoronan. Pero bueno, hacemos frente, y parece que no lo hacemos mal.

Hoy he quedado con Celia, la magnífica script y directora artística para hablar del decorado y esos pequeños detalles que aportan el ambiente a la escena. Esos pequeños objetos en los que nadie repara pero que son necesarios para que exista un universo paralelo y que todos los que nos movemos dentro nos lo creamos. Después de hablar y discutir el corto, hemos ido al Ikea para buscar alguna que otra cosilla que nos faltaba, y allí nos hemos divertido ejerciendo nuestros roles de mujer consumista compulsiva y hombre pasota cagaprisas. Muchas gracias Celia por todo lo que has hecho y te queda por hacer.
Celia va a pintar un cuadro que decorará la habitación donde transcurre mi historia. Me parece una lujazo contar con algo así, y tengo muchísimas ganas de ver cómo va a quedar.
Poco a poco todo va marchando. El actor, José Ramón Polo, entrena para relajar y naturalizar su forma de actuar, y la actriz, Soledad Migallón, relaja sus nervios aunque los necesita para vengarse de ese hombre que la ha martirizado toda su vida.
Es bonito ver como una historia va tomando forma desde que no es nada hasta que un equipo se junta para hacerla realidad. Es lo más bonito del cine, que se hace en equipo.

Hoy es un buen día. Empiezo a creer en lo que voy a hacer. Soy más sincero conmigo mismo sobre lo que he hecho antes, y el jazz es como una droga que me relaja y me da confianza. El jazz es como ese amigo que te sienta en una silla y te susurra al oído... no importa, no importa, no pasa nada, siéntate y respira. Siéntate y olvida. Todo lo demás es pura coincidencia.
Siento a los grandes maestros del jazz como mis abuelos. Quiero sentarme al fuego con ellos y escucharles contar historias con la voz ronca de su saxo tenor. Son esas historias que no cuentan nada, las que necesitamos para poder olvidar de una vez el resto de las historias que cuentan demasiado.

martes, 4 de diciembre de 2007

Calle amargura.


Algunas cosas existen, como la calle amargura en La Habana vieja.

Han sido unos días intensos de rodaje. Daniel Romero ha terminado este fin de semana de grabar un cortometraje que no va a dejar a nadie indiferente. Quiero agradecer a todo el mundo que haya sido tan genial colaborar con ellos. No hay mucho más que decir que no sepan ya. Ahora me siento vacío y todavía tengo que grabar un corto.

Me gusta la idea, me gusta la historia, pero no me gusta el guión. Mierda, no debería de contarle eso a nadie. Ayer rehice por completo el guión, y sigue sin convencerme. Ha mejorado, pero sigue sin convencerme. Lo voy a hacer porque lo tengo que hacer. Tengo que contar esa historia, y siempre hay un riesgo. Tengo que hacer el corto. Luego ya hay tiempo para el victimismo. "Bueno, era muy joven cuando escribí el guión, necesito madurar..." Igual que con Drama. Me pregunto que pasará el día que no sea tan joven y mis guiones sigan siendo insulsos. A lo mejor no valgo para escribir, pero prefiero pensar que no porque es lo que más me gusta en este mundo. Más que follar, más que querer, más que el cine, más que leer... más que todo. Los que escriben lo saben porque es una necesidad. Me hace mucha gracia, no cuelgo mis cuentos aquí por si me los plagian o por si acaso algún día quiero convertirlos en un guión. Escribir prosa es maravilloso porque no hay impedimentos. Si me da la gana puedo escribir que un avión se estrella contra una piscifactoría. Eso en un guión no lo puedo hacer, por lo menos de momento. Me preocupa porque a veces cuando escribo prosa me da la sensación de que me autocontrolo como cuando escribo un guión "Cuidado con las localizaciones... pocos personajes... cuidado con la acción". A lo mejor viene bien, a lo mejor viene mal.
Me he dado cuenta de que sólo hablo de relaciones entre parejas. Es una especie de obsesión, me repito mucho. Y no es porque esté traumatizado. No es algo sicológico, me da igual lo que piensen. Es por el autocontrol a la hora de escribir un guión. Es porque pienso en la producción y consecuentemente escribo sólo un diálogo entre dos personajes en una habitación. Al principio era consciente, luego algo más inconsciente, ahora parece que todo lo escribo son dos hablando en una habitación. Desde luego me estoy entrenando bien, pero me encantaría hacer un esfuerzo y cambiar de registro. Si consigo llevar a cabo el guión de Reyes Magos habré dado un pasito más adelante. Tiene dificultades interpretativas complicadas... Pero bueno. Me cago en la Navidad como aproximadamente el 70% de la población.

Cuentame un cuento. Últimamente he estado trabajando en otro guión paralelo a los Reyes Magos y a "el reconocimiento". Es un guión que trata de comprender a los actores. Es una historia que se mete y se sale del corto. Es un historia muy extraña y personal que debería no intentar grabar nunca. Es una de mis reflexiones en forma de diálogo. Una de mis reflexiones guionizadas guionizadas que no sirve para nada, porque el guión NO es una forma de literatura, es una herramienta. Pero bueno, aunque eso dicen, a mí me la suda. Para mí es una de las formas más cómodas de escribir. Me encantan los diálogos, me encantan los personajes que hablan. Me encanta que los personajes se pongan delante de la cámara y hablen. Me encantan los silencios de sus diálogos, y me gusta que el diálogo sea una música con un trasfondo silencioso.

Soy un cultureta un poco pedante pero juro que algún día me pondré con una historia gore para solucionarlo. No está mal curarse de vez en cuando. Me voy a ver Terminator 2 que no la veo desde que tengo 12 años.