Ella camina por la calle hablando por teléfono y él está en una habitación oscura.
- Venga cuéntamelo, tonto.
- ¿El qué?
- El qué va a ser.
- Que no que me da vergüenza.
- Desde cuando te da vergüenza a ti hablar de esas cosas.
- No te lo puedes imaginar.
- ¿Qué hacía yo?
- Mis padres estaban en el salón y les oíamos hablar. Mi padre tenía una ópera puesta y tú no querías hacer nada. Nadie sabía que tú estabas allí.
- ¿Y cómo había entrado?
- Antes, supongo. Antes de que ellos llegaran. Nadie podía saber que tú estabas allí. Tú no te podías concentrar. Querías que planeáramos tu huida. Yo no quería que te fueras. Yo quería follar contigo.
- ¿Yo no quería follar?
- Tú sí querías follar lo que…
- Ah ya decía yo…
- Lo que pasa es que te daba miedo que nos encontraran allí. Y te daba mal rollo también. Además no hacías más que intentar convencerme de que no era el mejor momento. Por ejemplo, yo que sé, mi madre gritaba a través de la puerta que si ya había terminado con el ordenador y yo le decía que sí y tú te ponías de los nervios.
- Normal.
- Bueno, el caso es que hay un punto de inflexión en el que yo me desnudo y tú te sientes muy atraída por mi cuerpo…
- Por tu cuerpo de mierda…
- Por mi cuerpo de mierda y nos empezamos a besar y yo te desnudo y te meto los dedos dentro pero entonces me doy cuenta de que no he cerrado el pestillo de la puerta y me levanto para hacerlo y ese gesto a ti te desanima un montón porque te saca de la excitación momentánea y te devuelve a la realidad.
- Bajonazo.
- Exacto. Pero a mí se me ocurre una idea. Te propongo sacar mi cámara y grabarnos mientras follamos.
- Qué cabrón.
- Y a ti eso te flipa, te pone muy cachonda y hace que te olvides de lo que pase fuera de la habitación. Total que me levanto de la cama completamente desnudo y me pongo a buscar la cámara pero no la encuentro. O sea, al final la encuentro pero me cuesta bastante, y cuando la encuentro y la enciendo a la batería le queda muy poquita carga y recuerdo que he perdido el cable de conexión a la red. Pero no importa porque tengo otra batería y confío en que esa tenga más, y cuando la pongo efectivamente tiene más, un poco más, lo justo para grabar un polvo.
- Y le das a grabar.
- Si pero antes coloco la cámara en la estantería y busco un buen plano, y mientras lo hago me vuelvo loco porque me doy cuenta de que tú ya te has empezado a masturbar.
- ¿Y qué?
- Es la posición lo que me descoloca. Estás tumbada en la cama, has elevado el culo y tienes las piernas cayendo sobre tus hombros. Una postura un tanto acrobática.
- ¿Y me estoy masturbando así?
- Exactamente así.
- ¿Y tú qué haces?
- Me apresuro por encontrar el plano y me lanzo a la cama. Tú quieres volver a una posición normal pero yo no te dejo. Aprovecho tu postura para meterte la lengua entre las piernas y a ti te encanta.
- Nunca me lo has hecho así.
- No. Por eso. Éso es lo que te iba a proponer.